Siempre las catástrofes, sean naturales o provocadas por la mano del hombre, son noticia de primera plana en los medios de comunicación. Durante días, bombardean nuestra conciencia con imágenes impactantes, historias capaces de conmover hasta a los más duros corazones, testimonios veraces de la impotencia humana ante la fuerza de la naturaleza o frente a la propia capacidad de destrucción del ser humano.

Fue precisamente viendo y escuchando la información que CNN facilitaba sobre el terremoto de Haití, cuando en medio de las entrevistas entrecortadas por el llanto de las víctimas, de los testimonios de reporteros compitiendo por el más duro todavía, me llamó la atención una historia, simple, pero para mí enormemente impactante.

En medio del caos provocado por las dificultades logísticas de hacer llegar la ayuda humanitaria y cuando junto a los edificios destruidos, con los muertos aún en las calles fueron surgiendo los primeros campamentos de refugiados, una entrevista casual nos pone frente a la misma esencia del liderazgo: un maestro, como Pierre le vamos a recordar, víctima en propia carne del desastre, con pérdida de casa y familia, asume la responsabilidad de organizar un campamento en el que estaban más de 10.000 personas, hacinadas y entregadas a su propia desesperación.

Permítanme compartir con ustedes lo que quedó en mi mente y en mi retina de aquella entrevista.

Pierre decidió actuar. En aquel momento dudo que tuviera tiempo de acudir a un taller o consultar algún libro sobre cómo sobrevivir a una catástrofe. Simplemente puso en marcha, no sé si de manera consciente o intuitiva, lo que los tantas y tantas veces decimos que se haga, nos proponemos hacer y casi nunca hacemos.

En primer lugar sintió la magnitud de un problema que le afectaba a él y a otros miles de personas y ante la disyuntiva de ser de los que lloraban por lo perdido o mendigaban o de los que aportaban soluciones, se decidió por este rol: Actuar

Sentir la necesidad de actuar es, para mí, la primera competencia del líder, más allá de lo que piensen o digan los estudios de mercado, las tendencias, los unos y los otros. Sin sentir la necesidad de actuar, no hay liderazgo.

Pero este sentimiento hay que encauzarlo, para ello la segunda competencia que Pierre puso en valor fue la de priorizar. Es decir, identificar las necesidades y tomar la decisión de por dónde empezar, más allá de que los medios fueran o no los adecuados. Sabía que garantizar unos mínimos de higiene y atención primaria de salud, canalizar la ayuda que llegaba con cuenta gotas y establecer un cierto nivel de control para evitar el pillaje, eran las primeras acciones sobre las que debía tomar decisiones. Todo ello con una visión de recuperar niveles de autoestima entre la población y salvar vidas, que en definitiva sería el nivel de medición de resultados que se autoimponía

Evidentemente, esta tarea, hacerla en solitario, es imposible. Nuestro amigo Pierre comienza a poner en marcha la tercera competencia de todo líder: atraer talento para formar equipo y ser capaz de comprometerlo con unos objetivos comunes.

Puso en valor la fuerza de involucrar a las personas, delegar responsabilidades, pero siempre desde una modelización: el no podía salir del campo de refugiados, sino que su mejor estilo de motivación era el de compartir y modelar, buscando soluciones creativas, con las personas de su equipo.

No puedo deducirlo con certeza más allá de los pocos minutos de la entrevista, pero sí creo que también Pierre contaba con una Inteligencia Emocional capaz de enfrentarse a sus miedos y emociones, superarlas dentro del caos, convertirlas en comprensión hacia los demás y generar una red de relaciones humanas que sumaba esfuerzos y se orientaba hacia la tarea de mantener la esperanza de la vida y la dignidad de las personas.

No sé como terminó la historia de Pierre. En mi imaginación visualizo 2 posibles finales.

El primero, que es el que más deseo, me lleva a pensar que alguna de las organizaciones humanitarias haya sabido captar el valor de Pierre como líder y lo estén utilizando en esa labor sorda de reconstrucción, ahora que ya Haití no es noticia, utilizando sus competencias en seguir creando valor entre sus compatriotas. También intuyo que logró salvar vidas, que supo sumar esfuerzos y que desarrolló nuevos líderes movilizados por su ejemplo.

El otro final, quizás el más probable, me lleva a pensar en algún nuevo líder impuesto, que antes que seguir con la labor comenzada por Pierre, se reúne con los observadores para tomar decisiones sobre el campamento, manda hacer un censo de las personas del mismo, suspende el sistema de reparto porque no se llevan los controles adecuados y determina que Pierre y su equipo cesen en sus funciones, porque no tienen una metodología adecuada ni validada por los estamentos correspondientes.

CONCLUSIONES:

Creo sinceramente, que en los últimos tiempos hemos venido valorando más los líderes de curriculum brillante, que los que aportan hechos y competencias orientadas a la acción, a la priorización, a la creación y desarrollo de personas y equipos, con una inteligencia emocional capaz de crear proyectos de futuro y no como Atila, rey de los Unos, que por donde pasaba su caballo no volvía a crecer la yerba.

Estamos en un contexto mundo y país altamente complicado. Quizás podamos compararlo con un terremoto de valores, de pérdida de identidad. Nos faltan “Pierres “capaces de ponerse a la tarea. Casi todo lo que hay que hacer esta dicho o escrito, pero una y otra vez constatamos que casi nada está hecho.

Un liderazgo positivo nunca se construye contra algo o contra alguien, sino a favor de algo o “alguienes” con los que somos capaces de sintonizar.

Descubre el Pierre que hay en ti. Dejemos de llorar por lo perdido y comencemos a construir, cada uno a su nivel. Conscientes de que en este contexto, los éxitos van a estar salpicados de fracasos momentáneos.

Construyamos sobre valores compartidos. Un País, una empresa no se construye en solitario: Los ´proyectos individuales empiezan y acaban en uno mismo.

  • José Luis Altolaguirre
  • Socio Director General Latinoamérica
  • Tatum Global Consulting

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